Tengo en mis manos una edición exquisita de "El libro del té" (1944 Ed. Ánfora), libro del escritor y pensador Okakura Kakuzo, en el que repasa las diferentes escuelas del té, el arte de sus maestros, la influencia de esta bebida en la cultura japonesa...
Cada tanto lo releo, vuelvo a tocar sus gruesas páginas, a apreciar su encuadernación, el gofrado de la tapa, los trazos color oro de la retiración de la tapa y contratapa...
secretamente repaso esa extraña clasificación que transcribió Kakuzo, una división de estilos que se quedó conmigo para siempre... él dice:
(...)"En nuestro lenguaje corriente suele decirse, hablando de un hombre insensible a todos los episodios cómicos-serios de la vida cotidiana y del drama individual, que "le falta té"; y se vitupera, en cambio, el esteta grosero, que, indiferente a la tragedia mundana, se abandona sin freno a sus emotivas sensaciones, diciendo de él que tiene demasiado té" (...)
Esta oposición, "le falta-tiene demasiado", dibuja el ansiado equilibrio expresivo, ese que se hace de ausencias y presencias, del drama individual y colectivo, de la carencia y del exceso... Ese desborde, tan mal visto por Kakuzo, es la contracara de la falta.
Abajo, fotos de Jun Mitani, alguien capaz de contener "una tempestad en una taza de té", alguien con la dosis justa, su energía circula entre las curvas del papel...